El distrito de La Joya, en Arequipa, ha sido identificado como una de las zonas con mayor potencial de crecimiento económico en el sur del país. Así lo señaló el economista Germán Chávez, docente de la Universidad Católica San Pablo, donde destacó la ubicación estratégica y la diversidad de recursos del territorio.
Según Chávez, La Joya concentra ventajas comparativas en sectores como la agricultura y la ganadería, con cultivos de exportación como la uva y la palta. Además, su desierto ha despertado interés científico internacional por su similitud con Marte, atrayendo proyectos de investigación agrícola en condiciones extremas.
Uno de los principales motores del distrito es el desarrollo de energías renovables. Con plantas fotovoltaicas que ya producen más de 250 MW, La Joya supera ampliamente al sistema hidroeléctrico Charcani, que genera alrededor de 170 MW. Esta capacidad convierte al distrito en un futuro exportador de energía limpia y garantiza suministro para proyectos agroindustriales e inmobiliarios.
El especialista en economía también resaltó el atractivo turístico de la zona, gracias a sus dunas, campiñas y valles, además de la creciente promoción de proyectos inmobiliarios, como casas de campo y espacios residenciales que buscan aprovechar el entorno natural con la expansión urbana de la ciudad de Arequipa.
La ubicación geográfica de La Joya es otro factor decisivo. Su cercanía a Arequipa, como gran centro de consumo, y al puerto de Matarani, puerta de salida para exportaciones del sur del país, le otorgan una ventaja logística para el desarrollo industrial y comercial de región como Arequipa, Cusco, Puno, Moquegua y Tacna.
Chávez advirtió, sin embargo, que el agua es un reto pendiente para garantizar la sostenibilidad de los proyectos en La Joya. Propuso invertir en represas y mecanismos de gestión hídrica para complementar la infraestructura energética, clave para el despegue económico del distrito.
En el mediano y largo plazo, La Joya también se verá impactada por megaproyectos regionales como el puerto de Corío, la mina Tía María, la ampliación de Matarani, el proyecto Zafranal y la segunda fase de Majes Siguas. Todos ellos, según el académico, potenciarán el papel del distrito como nodo de integración económica.
El desarrollo, no obstante, requiere mano de obra calificada. Por ello, el docente planteó la instalación de institutos técnicos y centros universitarios que permitan a los jóvenes acceder a mejores oportunidades laborales, más allá de los empleos temporales en construcción civil o agricultura.
Otro factor relevante es la asociatividad agrícola, indispensable para que los productores locales puedan competir en mercados internacionales como Europa o Asia. La diversificación de cultivos, sumada a la capacitación y asesoría estatal, resultará fundamental para sostener ingresos en épocas de fluctuaciones de precios.
Finalmente, Chávez advirtió sobre riesgos sociales como la falta de “licencia social”, que podría retrasar megaproyectos. A su juicio, el único camino para evitar conflictos es el diálogo transparente y la inversión en medidas que compensen las externalidades ambientales. “La Joya puede convertirse en el nuevo motor de desarrollo del sur, siempre que se alinee energía, agua, territorio y capital humano”, concluyó.