Un violento enfrentamiento se registró la mañana del lunes 25 de agosto en la segunda cuadra de la calle Jerusalén, en pleno Centro Histórico de Arequipa, durante un operativo judicial de desalojo. Los ocupantes de una casona, que funcionaba como discoteca clandestina, bloquearon la fachada con piedras, prendieron fuego a llantas y utilizaron hasta un balón de gas para evitar el ingreso de las autoridades.
El inmueble estaba en litigio desde hace ocho años y debía ser recuperado a las 10:00 a.m., pero los arrendatarios se negaron a salir. Encendieron fogatas, lanzaron botellas de vidrio con combustible y bombas molotov, lo que provocó alarma entre vecinos y transeúntes. Al menos 15 personas, en su mayoría extranjeras, permanecieron atrincheradas dentro del local.
Según testigos, los ocupantes fueron contratados para resistir el operativo. Además, se reportó que dentro de la casona había balones de gas y niños, usados como presión para frenar la intervención. La Policía informó que tras controlar la situación se detuvo a nueve personas, entre ellas cinco varones y cuatro mujeres.
La casona había sido alquilada inicialmente para uso de hospedaje, pero terminó operando como una discoteca LGTB clandestina denominada Imperio Freetown. La abogada de los propietarios, Carelia Encalada, aseguró que el inquilino dejó de pagar tras dos meses y se convirtió en ocupante precario, lo que dio inicio a un proceso judicial que culminó con la orden de desalojo emitida el 6 de junio.
El operativo se tornó más complejo cuando los encapuchados lanzaron bombas molotov a la vía pública, lo que obligó a la intervención de la UDEX y del rochabus policial para controlar el fuego. Cerca de las 11:00 a.m., las llamas fueron sofocadas y se inició el retiro forzoso de los ocupantes.
La Fiscalía de Prevención del Delito evitó intervenir al considerar que el caso debía resolverse únicamente en sede judicial, lo que fue cuestionado por los abogados de la parte propietaria. Ellos pidieron mayor respaldo de las autoridades para garantizar la seguridad de la zona y evitar nuevas ocupaciones ilegales.
Tras casi dos horas de tensión, la Policía recuperó el control del inmueble y restableció el orden en la zona. Sin embargo, la resistencia violenta y la exposición de menores de edad en medio del conflicto generaron gran preocupación entre los vecinos del Centro Histórico, quienes exigieron medidas más firmes para evitar que la casona vuelva a ser tomada.
